Marvizón desentraña desde un prisma científico las interrogantes en torno a este icono religiosol un especialista Marvizón, meteorólogo, ufólogo y miembro asociado al Centro Internacional de Sindonología de Turín ofreció una ponencia en la parroquia de San Bartolomé Apóstol de Rociana del Condado sobre la Sábana Santa de Turín.
La Sabana Santa de Turín "es el objeto arqueológico más estudiado que haya existido nunca". Así abría su ponencia en la parroquia de San Bartolomé Apóstol de Rociana del Condado Julio Marvizón, meteorólogo, ufólogo y miembro asociado al Centro Internacional de Sindonología de Turín, quien dejó claro que, más allá de todo componente teológico, el icono religioso es un verdadero reto para la ciencia.
Aunque el autor de la obra la Sabana Santa ¿milagrosa falsificación? es un reconocido católico practicante, sus palabras se alejaron de todo dogmatismo y se centraron en desentrañar desde un prisma científico las interrogantes que aún se ciernen sobre este icono religioso.
Con una breve semblanza de los orígenes y los lugares que recorrió el emblema antes de que la Santa Sede se hiciese con ella, la charla se centró de inmediato en los numerosos estudios de las que ha sido objeto. No obstante, Marvizón lamentó que una única prueba pudiese tirar por tierra el resto de estudios que dan fe de la autenticidad de la sábana y que la sitúan en el siglo I. Científicos de diferentes disciplinas han corroborado esta máxima con un sinfín de estudios. No obstante, las pruebas realizadas en carbono 14 y que se hicieron públicas en 1988 cifraban el lienzo de Turín en siglo XIV. Para el experto, aun aceptando como base que pudiese ser una falsificación, cuestionó la forma en la que podría haberse ejecutado tan maña falsificación que calca de forma exacta, y nunca mejor dicho, el cruento escarnio que recibió Jesucristo antes de su muerte. En este sentido dejó abiertas varias interrogantes, cómo el hecho de que en la Edad Media, dando por válidas las pruebas del carbono 14, alguien pudiese haber calcado en términos anatómicos, patológicos y culturales todos y cada uno de los rastros que dejaría un hombre que hubiera sido asesinado de esa forma. Por otra parte, apostilló, en el siglo XIV nadie poseía los conocimientos médicos necesarios para reproducir pormenorizadamente cómo se desangró el hombre que yace sobre la túnica.
Con todo Marvizón criticó el ostracismo y poco celo profesional con el que se realizaron las pruebas en carbono y más aún de que tras ella se diese por cerrado el caso. En este sentido, detalló que las mismas fueron contaminadas a consecuencia del poco rigor con el que se realizaron el sinfín de pruebas a las que fue sometida, los cuales y a la postre podrían haber prostituido los análisis del carbono.
Para más inri, el experto conminó y retó a la ciencia y a todos aquellos que consideran el icono como una falsificación que se animen a realiza una copia. Algo que aseguró ser imposible, pues la radiación de la que fue objeto el cuerpo "no puede ser incluso lograda con una tomografía, dado que la radiación partió desde el interior del propio cuerpo".
Por último Marvizón también tuvo críticas para la Santa Sede por la falta de celo mostrada a la hora de que se tomasen las muestras para los análisis y por el hecho de que se optaran por "pruebas destructivas que impedían nuevos análisis". Por último y cuestionado sobre la posibilidad de que la propia iglesia dudase de la veracidad de la sábana, el ponente se limitó a decir que "dichosos los que creen sin ver". En definitiva, un tema que sigue suscitado interés y controversia más allá del ámbito teológico.
Fuente: Huelva Información (11 de Octubre, 2009)
No hay comentarios:
Publicar un comentario