Se llevó a cabo la celebración del Festival Taurino aplazado en la localidad en Rociana del Condado (Huelva), con una pobrísima entrada en los tendidos de la plaza, no alcanzando un cuarto de la misma, con un cartel que sufrió algunas modificaciones y donde faltaron a la cita Sánchez Puerto, Víctor Puerto y Julio Aparicio.
Destacaba fuertemente la gran actuación de Gabriel Picazo, con una tauromaquia muy sentida y de gran calidad, que llevó el entusiasmo del público, para alcanzar los máximos trofeos de su bravo oponente de Concha y Sierra, que se le premió con la vuelta al ruedo.
Valiente, serio, profundo y con una impecable actuación, la que ofreció el huelvano Francisco Barroso, que nos recordaba aquellos comienzos de tanta brillantez como de gran futuro, pero en estas calendas, con mayor madurez, para que se le preste mas atención.
El Gino mostraba una gran decisión y voluntad, que alcanzaba el reconocimiento y premio al matar rotundamente a su oponente.
De haber tenido acierto con los aceros, Emilio Silvera hubiese redondeado una actuación clamorosa. Expresaba con su clarividencia habitual, una tauromaquia de gran calado, y todo ello, se derrumbaba en la suerte suprema.
Otra tauromaquia de lujo y de calidad extrema, pero con la cruz de los aceros, fue la actuación de Luís de Pauloba.
Mal y si dejar recfuerdo, la actuación del rejoneador Gerardo Trueba y del novillero Emilio Martín
Se lidiaron novillos de Concha y Sierra, de juego desigual, destacando los corridos en segundo de buen juego y pocas fuerzas, quinto, sexto al que se le premió con la vuelta al ruedo en el arrastre y séptimo respectivamente.
Gerardo Trueba, silencio.
Emilio Silvera, ovación y saludos.
Luís de Pauloba, saludos.
Hernán Ruiz El Gino, oreja.
Francisco Barroso, dos orejas.
Gabriel Picazo, dos orejas y rabo.
Emilio Martín, silencio.
Destacaba fuertemente la gran actuación de Gabriel Picazo, con una tauromaquia muy sentida y de gran calidad, que llevó el entusiasmo del público, para alcanzar los máximos trofeos de su bravo oponente de Concha y Sierra, que se le premió con la vuelta al ruedo.
Valiente, serio, profundo y con una impecable actuación, la que ofreció el huelvano Francisco Barroso, que nos recordaba aquellos comienzos de tanta brillantez como de gran futuro, pero en estas calendas, con mayor madurez, para que se le preste mas atención.
El Gino mostraba una gran decisión y voluntad, que alcanzaba el reconocimiento y premio al matar rotundamente a su oponente.
De haber tenido acierto con los aceros, Emilio Silvera hubiese redondeado una actuación clamorosa. Expresaba con su clarividencia habitual, una tauromaquia de gran calado, y todo ello, se derrumbaba en la suerte suprema.
Otra tauromaquia de lujo y de calidad extrema, pero con la cruz de los aceros, fue la actuación de Luís de Pauloba.
Mal y si dejar recfuerdo, la actuación del rejoneador Gerardo Trueba y del novillero Emilio Martín
Se lidiaron novillos de Concha y Sierra, de juego desigual, destacando los corridos en segundo de buen juego y pocas fuerzas, quinto, sexto al que se le premió con la vuelta al ruedo en el arrastre y séptimo respectivamente.
Gerardo Trueba, silencio.
Emilio Silvera, ovación y saludos.
Luís de Pauloba, saludos.
Hernán Ruiz El Gino, oreja.
Francisco Barroso, dos orejas.
Gabriel Picazo, dos orejas y rabo.
Emilio Martín, silencio.
Fuente: Cipriano Díaz (8 de Octubre, 2007)
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