La vendimia de uva de mesa se puso en marcha como antesala de la recolección de la variedad Zalema, reina absoluta en la comarca del Condado y de cuyos frutos se alumbran los emblemáticos caldos jóvenes de carácter afrutado. Por ello, la recolección de la fruta de mesa sirve como termómetro para constatar la salud del resto de variedades de vides y la ausencia del temido mildiu oídium.
Diego Bort, enólogo de la Cooperativa Virgen del Socorro, constata la correlación que existe entre ambas variedades dado que los tratamientos se desarrollan en igual profusión y en los mismos periodos, lo que supone "una garantía" de que si las condiciones meteorológicas no se tuercen hasta la llegada del mes de septiembre podríamos estar hablando de una buena cosecha en términos de calidad.
En cuanto a la producción los datos no se muestran tan halagüeños y las cepas parecen dar un menor rendimiento que en campañas pasadas, todo ello a pesar de que aún es prematuro cuantificar en cifras este retroceso. De momento la variedad Apirena parece estar respondiendo mejor que la Cardinal, más conocida como uva negra. Algo parecido ocurre con su cotización dado que, mientras que la primera alcanza en torno al euro el kilo, la Cardinal se queda en la horquilla de entre los 60 y 70 céntimos de euro. Un precio que califican como irrisorio dado que los gastos de recolección de la fruta son enormes por el mimo con el que ha de ser cortada y la calidad y vistosidad que ha de presentar el producto, factores que no son esenciales con la recolección del mosto.
Igualmente los tratamientos que reclama la cepa son mayores, al tratarse de vides más vigorosa y tierna, lo que la hace más propicia al ataque de plagas.
El veterano agricultor Juan Antonio Sánchez constata que el esfuerzo e inversión realizados en los tratamientos fitosanitarios parecen haber dado sus frutos en la mayor parte de las explotaciones. En un primer momento existían numerosos recelos de que las intensas lluvias caídas durante la primavera contribuyeran a la aparición de plagas como el mildiu o el oídium, favorecidos por la humedad del suelo. En contra de ello, Sánchez subraya que el trabajo preventivo se ha demostrado muy eficaz, toda vez que la uva muestra una calidad inmejorable.
Las plantaciones en espaldera también han mostrado su contribución a eludir el mildiu, aunque en las explotaciones en 'V' la vid tampoco se ha resentido especialmente.
Ya en materia comercial los productores se quejan del mal endémico que afecta al cultivo; que no es otro que el del propio sector agrícola a consecuencia de los bajos precios que se pagan en origen y que no se corresponden con el desorbitado precio que alcanza la fruta cuando llega al consumidor final. En la uva la situación se mantiene fiel a este diagnóstico y los empresarios del sector se quejan de que los beneficios queden en manos de intermediarios que no precisan de invertir ni sufren las pérdidas originadas de una climatología desfavorable.
Juan Antonio Sánchez apunta que uno de los mayores handicaps que tiene la uva de mesa en la comarca es que, al ser una fruta con una producción un tanto minoritaria, "no existe" un tejido cooperativista fuerte que permita "defender mejor la fruta" y lograr así un precio más beneficioso para sus asociados. Una laguna en la cadena logística que deja la cotización, aun más, en manos externas.
WWF/Adena apuesta por el viñedo tradicional
La organización advierte que este cultivo protege el suelo, el agua y conserva el paisaje.
WWF/Adena afirma que la reforma de las ayudas vitivinícolas planteada por la UE amenaza con arrancar 200.000 hectáreas de viñedo en toda Europa, la mayor parte en España. Resulta paradójico que ese arranque afecte especialmente a los viñedos de menor rendimiento, los de secano, y que estos sean precisamente los que, con las prácticas adecuadas, puedan contribuir a los objetivos ambientales de la UE, como proteger el suelo y el agua o conservar el paisaje agrario tradicional. El rendimiento de estos viñedos en la comarca de Doñana no se puede comparar con el de los regadíos intensivos (normalmente invernaderos) contra los que compiten. Por esta razón, apenas hay relevo generacional, lo que les relega, cuanto menos, a un futuro incierto.Para evitarlo y salvaguardar los valores ambientales, sociales y culturales del cultivo, WWF/Adena se ha sumado al 'Manifiesto de apoyo al viñedo tradicional de secano en Doñana'. En dicho manifiesto se pide atención para este cultivo ubicado en el Espacio Natural Doñana.Eva Hernández, coordinadora para Doñana de WWF/Adena, señala que "no podemos permitir que se pierda el viñedo tradicional en Doñana, mucho menos en aras de la agricultura intensiva de regadío. Estos cultivos de secano, que no compiten con la naturaleza por el agua del acuífero y que tienen valor ambiental y cultural en sí mismos, son los que realmente necesitan apoyo para alcanzar la rentabilidad económica", y añade que "WWF/Adena se suma a las iniciativas de apoyo a la agricultura siempre que, como es el caso, contribuyan a un desarrollo sostenible real".WWF/Adena cree que el manifiesto es un primer paso, pero luego se debe ir más allá. Por ello, solicita a la Junta que los fondos de desarrollo rural se destinen a apoyar a este tipo de explotaciones, en vez de continuar con la política obsoleta de emplearlos en regadíos y caminos. Esto permitiría mejorar las prácticas agrícolas en el viñedo, así como la calidad del producto final.
Fuente: Huelva Información (6 de Agosto, 2008)
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