La Educación de estos niños se convierte en un arduo trabajo llevado a cabo por los maestros para acercar nuestro idioma y cultura a este cada vez más amplio sector de la población.
En mi caso, imparto clases de ATAL (Aula Temporal de Adaptación Lingüística) en el CEIP “San Sebastián” de Rociana, en Huelva. Por todos es conocida la llegada masiva de inmigrantes para la temporada de recogida de fruta de dicha ciudad. Nuestro cometido, por tanto, será el de educar a sus hijos en un clima de respeto y tolerancia mostrándole la principal vía de adaptación, y que les supone su mayor barrera, el idioma.
En mi aula tengo un grupo de 17 alumnos de diferentes nacionalidades (polacos, rumanos y marroquíes), procedentes de familias con un nivel socioeconómico medio/bajo dedicadas al sector agrario antes mencionado. A la diferencia de idiomas, cultura y religiones entre ellos, se ha de añadir su desconocimiento de nuestro país, lo que pone de manifiesto la dificultad de su formación dentro del funcionamiento normal de nuestros centros y la necesidad de crear este tipo de aulas de interculturalidad.
El nivel de castellano de estos niños es muy bajo, de forma que mi labor se centra en su enseñanza para conseguir, en mayor o menor medida, que sean autónomos. Para ello hago hincapié en el desarrollo de habilidades comunicativas y en la adquisición de vocabulario básico a partir de determinados centros de interés (colores, mi cuerpo, mi colegio...). Se comienza presentando el vocabulario a tratar y seguidamente se trabajará a nivel oral.
Luego se estudian letras y fonemas aislados. La complejidad de las actividades irá aumentando de forma gradual. Al mismo tiempo que desarrollamos los contenidos lingüísticos, se intenta transmitir los actitudinales. Para ello utilizo recursos como fichas o material audiovisual.
CEIP “San Sebastián” Rociana (Huelva)
Fuente: Magisnet (19 de abril, 2007)
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