Al ser un ave protegida, no se pueden activar iniciativas que reduzcan su incidencia en las fachadas de los edificios
Desesperados. Así se encuentran los vecinos de la céntrica calle Sevilla que sufren en sus carnes la masiva presencia de golondrinas que han decidido anidar sus viviendas, lo que provoca que sus balcones y cornisas se encuentren atestadas de nidos y sus fachadas bañadas de heces. Una situación a la que aseguran que no pueden poner freno, por ser ésta un ave protegida.
En febrero y tras concluir el invierno en las zonas del hemisferio norte, las golondrinas regresan de su periplo en tierras africanas para criar aquí sus retoños. Un ritual perpetuado a través del tiempo, pero cuya presencia supone para los propietarios de los inmuebles un gran quebradero de cabeza que deriva en un claro perjuicio económico por la obligatoriedad de pintar y limpiar de forma más asidua sus fachadas.
Este año, el problema se ha visto agravado a consecuencia de las medidas adoptadas por algunos propietarios para evitar que de sus casas cuelguen nidos, circunstancia esta última que ha contribuido a que la presencia de estas aves cada vez se concentre más en zonas específicas donde si les permite su residencia.
La golondrina posee un envidiable sentido de la orientación que le facilita incluso encontrar los nidos del año anterior y construir sus hogares en los mismos emplazamientos donde dio vida a sus crías. Este año, el Ayuntamiento ha impedido con una tela de plástico que en su fachada se posen estas aves, lo que ha obligado a que las golondrinas busquen nuevos emplazamientos, lo que ha propiciado que determinadas viviendas estén literalmente atestadas de nidos que se apiñan en sus cornisas.
No obstante, no todas estas medidas 'preventivas' son legales y algunos propietarios, en su intento de evitar la construcción de los nidos, colocaron redes que provocaron de forma fortuita la muerte de alguna de estas golondrinas que fallecieron cuando se quedaron enredadas en su vano intento de superar la 'malla' que les daba acceso a las fachadas. Por esta circunstancia, la Consejería de Medio Ambiente les interpuso una "injusta" denuncia de 720 euros, se quejan los vecinos.
En concreto, los vecinos de la calle Sevilla se quejan de la incontable presencia de estas aves y de las heces que las mismas producen, lo que ha dejado las losas y el mármol de la solería de la calle peatonal en un "estado lamentable", a pesar de que se estrenaron hace poco más de un año.
Clara Gómez, inquilina de unos de los caserones de la calle Sevilla, lamenta los perjuicios económicos que le acarrea estas aves. La mujer dice que cada semana tiene que costear la limpieza de la pared y la eliminación de las heces de la fachada. Los propietarios afectados también se lamentan de que, a pesar de las normativas de protección del patrimonio que existen en el municipio, no se busquen alternativas para evitar que las golondrinas se posen en estos inmuebles, "atentando contra la estética" de una zona cuyo conjunto histórico está catalogado como Bien de Interés Cultural.
Fuente: Huelva Información (2 de Julio, 2008)
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