La hermana del joven atropellado en la 'motorada' de Jerez dice que "la sentencia vuelve a destrozarnos la vida"
Tras casi tres años de dolor sólo ansiaban una sentencia ecuánime que permitiese comenzar a cicatrizar heridas. Centrar todos los pensamientos en recordar su alma y descansar del calvario que entraña no cesar en el empeño de reivindicar justicia. Pero la sentencia contra el homicida de Francisco Ángel Jiménez (tres años de prisión y cinco años de inhabilitación para conducir por los delitos de homicidio con imprudencia grave de lesiones y contra la seguridad del tráfico) "ha vuelto a destrozar a mi familia", asegura su hermana Consuelo.
De momento, la familia sólo tiene en mente recurrir, si bien antes de tomar una decisión en firme se entrevistarán con su letrado para ver la viabilidad de casar este sentimiento de justicia con las posibilidades reales de que un nuevo proceso judicial pudiera acarrear un aumento de pena.
La familia era consciente de que la condena podría ser "exigua", si bien nunca hasta tales extremos. Concretamente recuerdan que habían puesto sus esperanzas en que fuese condenado a entre cuatro y ocho años de prisión, máxime después de que la propia Fiscalía se adhiriera a la petición de la acusación particular tras la celebración de la vista.
El varapalo ha venido protagonizado por el hecho de que la sentencia absolviese al homicida de la omisión del deber de socorro. Un detalle que se ha desvelado crucial para rebajar sensiblemente la pena.
Esta decisión ha sorprendido ya que obvia las declaraciones de los agentes de la Benemérita, quienes a instancias de la acusación afirmaron que la preocupación del homicida tras la colisión era "huir". Es más, el propio acusado, aun descartando que obviara el socorrer a Francisco Ángel, señaló que no recordaba los hechos posteriores al fatal desenlace.
Consuelo Jiménez se muestra indignada por el hecho que comporta que, "quien acabó con la vida de mi hermano, pueda estar en la calle al cabo de un año y disfrutando de libertad".
Los hechos juzgados se remontan a la madrugada del 25 de marzo de 2007 cuando el joven rocianero disfrutaba de la 'motorada' que precede al Gran Premio de Moto GP en Jerez de la Frontera, en Cádiz. Ese día el todo-terreno del homicida condenado (Gerardo Domínguez) se saltó tres controles policiales y chocaba con la moto de Jiménez, hiriendo mortalmente a este y gravemente a su copiloto, vecino también de Rociana.
Tanto la familia como los rocianeros son conscientes de que la actual ley pretendía que no se ajusticiase a un ciudadano por el simple y mero hecho de cometer un homicidio por un descuido o sufrir somnolencia frente al volante. No obstante denuncian que, tal como suele ocurrir con demasiada frecuencia, la justicia se encuentra encorsetada por leyes que dejan poco espacio a la interpretación del juez, de forma que la infinidad de matices o agravantes que interviene en un hecho punitivo no tienen el suficiente peso a la hora de adoptar sentencias que en nada se ajustan al espíritu con el que fueron redactadas la leyes. En base a ello recuerdan que la colisión mortal no vino precedida de hechos fortuitos si no que fueron consecuencia de la huida de Gerardo Domínguez en su intento de sortear los controles policiales.
El caso de Farruquito reabrió en España el debate sobre este tipo de penas y causó estupor social, no ya por las consecuencias mortales de conducir sin carnet y superar la velocidad permitida sino que, además, obvió el deber de socorro, dándose posteriormente a la fuga tras la colisión. En caso de Francisco Ángel Jiménez se repitió todo.
Aunque sin la repercusión mediática del anterior suceso, Rociana ha logrado recopilar más de 4.000 firmas que pedían celeridad a la hora de celebrar el juicio y abogaban por un endurecimiento de las penas para este tipo de delitos.
Fuente: Huelva Información (27 de Febrero, 2010)
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